Posiblemente las tres palabras más repetidas dentro de la cultura organizacional en cualquier empresa del mundo son: “pasión”, “compromiso” y “responsabilidad”. La cuarta es “resultados”.
Esos tres grandes motores impulsan a las personas, tanto en forma individual como colectiva, a la posibilidad de lo imposible; a generar transformaciones que ni ellos mismos podían imaginar, y a conquistar resultados que, sin esos componentes, jamás llegarían.
Es sabido que, cuando vives algo con pasión, parece que el tiempo pasa volando; tu nivel creativo aumenta; las endorfinas, hormonas de la felicidad, se disparan a altos niveles, y te sientes maravillado por las oportunidades que visualizas fácilmente. Incluso cuando aparecen desafíos, el enfoque es tal que, con esa certeza de lo posible, se van abriendo las soluciones.
Ahora bien: ¿por qué hay personas apasionadas con lo que hacen, y otras que no hay forma de encenderlas? ¿Cómo lograr contagiar ese entusiasmo? ¿De qué forma elevar la cuota de compromiso y responsabilidad en las tareas? Y, mejor aún, ¿cómo conectar la pasión por lo que haces en tu profesión, como nexo, a su vez, de tus valores?
- Re-conectar es la clave
Muchos piensan que deberían cambiar de trabajo o profesión; o que desaparezca su jefe para reconquistar su pasión laboral; o que…
Sin embargo, considero que eso no es necesario, ya que el proceso es más íntimo y sutil: se trata de reconectar tu pasión, aquello que harías incluso gratis si llegara el caso.
Para lograrlo es necesario observar profundamente eso que te mueve, lo que te pone de pie cada día; lo que te emociona por momentos; lo que te hace sentir orgulloso; lo que te inspira, e incluso lo que te desafía, porque allí aprendes a superar los problemas. Y lo mejor de todo es que esto lo puedes lograr desde ahora mismo, en el lugar donde estás y en el entorno con el que convives, ya que se trata de una elección interna.
Observa esto:
Todos venimos al mundo con ciertos dones y habilidades.
La forma en que expresas esto en lo concreto, en tu hacer cotidiano, es a lo que te dedicas.
La calidad y excelencia con que lo haces es lo que marca tu diferencia.
Y tu diferencia, tu “milla extra”, ese plus adicional que le pones, tu huella digital, tu impronta personal, generalmente está muy conectada con tu pasión.
Cuatro formas de tener más pasión y compromiso
1. Ama lo que haces, tal como está ahora.
Piénsate como una obra de arte en construcción. El artista va diseñando lo que tiene en su imaginación (tu fuerza creativa interior). Lo va plasmando paso a paso, mezclando colores, texturas, materiales (tus recursos internos, preparación, estudios, habilidades, dones). Hay momentos en que lo que logra pintar en la tela no corresponde exactamente con lo que quisiera (expectativa); y decide hacer ajustes (flexibilidad ante el cambio). De allí surge un resultado superador.
El amar lo que haces, tal y como se presenta actualmente, es el primer punto para conciliar internamente tu pasión y compromiso. Eso de fantasear de que tienen que cambiar muchas cosas ANTES de que entregues lo mejor, realmente no funciona, porque puede ser que pases toda una vida esperándolo.
Entonces, si amas tu trabajo desde ahora mismo, con pequeñas cuotas de atención, dedicación a los detalles, cuidado del entorno, de tus relaciones y comunicaciones con los demás, observarás cómo paulatinamente empiezas a tener más energía, entusiasmo, optimismo: son las bases de reconectar la pasión.
2. Responde siempre el “para qué”
En las organizaciones los colaboradores preguntan demasiadas veces “por qué” a sus superiores y compañeros; y, sin embargo, evitan hacer la consulta fundamental: “para qué”.
El para qué es el propósito, la guía, la intención que los llevará al siguiente nivel.
El por qué es más que nada un justificativo del motivo mental que quieren saber para dejar tranquilo a su cerebro: “este para qué” coincide con “esa experiencia que ya tuve en este mismo trabajo” y encaja perfectamente. Entonces: ¡lo haré! Es una pregunta a modo informativo.
El “para qué” es una pregunta que se esquiva intencionalmente (aunque en forma inconsciente), fundamentalmente porque implica un nivel de compromiso mayor. Te involucra desde la mayor responsabilidad en la tarea, marca el propósito y la dirección. Es menos evasiva; invita a meterse en el asunto. En definitiva, es una pregunta “involucrativa” -sí, lo sé: esta palabra no existe, aunque va muy bien en este caso-.
3. La vida no se trata de trabajar sólo para pagar tus gastos. Más bien, todo lo contrario.
Un concepto erróneo del mundo del trabajo es que hay que vivir para trabajar. Se trata de un rasgo cultural; por eso hay tantas personas desempeñando tareas que odian, y otras, mirando siempre más allá de lo que les da su campo visual: el camarero que piensa que ya está para ser dueño de una cadena de locales gastronómicos; el doctor que piensa que él debería ser el dueño de la clínica donde trabaja, y un largo etcétera.
Lo cierto es que el trabajo es un lugar de expresión personal, dentro de un marco profesional, además de una forma digna de ganarse la vida y auto sustentarse. Si lo observas de este modo, encontrarás la forma para poder hacer lo tuyo de forma distintiva, por más que te pienses que tu jefe no es el ideal para ti; o que no ganas lo suficiente, etc. Si bien hay información valiosa en estas afirmaciones, quedarte sólo en eso no hará más grato tu paso por esa actividad: el desgaste será mayor.
Por eso es que el espíritu colaborativo es fundamental para que enlaces tu pasión y compromiso, en el momento presente, empezando ahora mismo. No necesitas cambiar toda la empresa: empieza ordenando tu escritorio, manteniendo buenas formas, saludando a tus compañeros, ayudando a otros, preguntando cuando no sabes algo. Como ves, no es difícil marcar una influencia positiva cuando asumes tu tarea como un espacio de expresión, y no como una “pesada carga que no sé cuánto tiempo más voy a soportar”. Esto marca una gran diferencia en tu actitud.
4. No todo tiene una explicación.
En muchas personas, el motivo de falta de pasión y compromiso en lo que hacen tiene que ver con expectativas desmedidas que ellos mismos tienen, o que les fueron expuestas, o que supusieron al momento de encarar esa actividad.
Como en el mundo no todo tiene una explicación, lo importante es establecer las bases de lo que se llaman “principios de razonabilidad”, que son las que te permitirán obtener cierto equilibrio a la hora de procesar las frustraciones y decepciones.
Inevitablemente van a suceder, porque las cosas cambian, se transforman y ya no existen trabajos permanentes para toda la vida en ningún lugar del mundo. Así que bienvenidos al sinsentido de muchas cosas que suceden alrededor de tus actividades.
Si dejas que esto afecte tu pasión y entrega, estarás en desventaja con tus competidores. Hay miles de personas tanto o más calificadas que tú para ocupar esos espacios.
Si bien no se trata de justificar, sino de entender que no todo tiene explicación, puedes usar esta situación para elegir con qué parte quedarte, y no estar estancado y trabado “pedaleando con la cadena salida” (como cuando usas la bicicleta), ya que no te llevará a ningún lado, y además, provocarás más tropezones.
Entonces, en este punto, elige en qué te vas a involucrar; de qué forma lo harás y cómo conseguirás seguir estimulándote.
Con esta guía de cuatro pasos empezarás a recobrar la pasión interna en todo lo que hagas, y escalarás hacia el siguiente nivel: una eficacia superior, donde no sólo obtienes los resultados que los demás esperan de ti, sino que tú mismo te sientes entusiasmado y con gratitud por tu nivel de excelencia en tu desempeño.
Daniel Colombo
Facilitador y Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos de trabajo; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 28 libros.
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